Confesiones de un fonografista
Supongo que todos tenemos algún tipo de vício o filia que buscamos incesantemente repetir una y otra vez, hasta la saciedad, aunque ésta nunca llegue. Y es que aquí está el juego, en hacerlo una y otra vez. Convertir una acción en la misma acción repetida. Reiterar ese placer, inmenso, en algo que ya conocemos y re-conocemos. Buscando, pidiendo y recibiendo lo mismo. Convirtiendo lo mismo en algo nuevo, como un niño que no se cansa de darle al botón. El botón, en este caso, del ascensor. Para que éste suba y baje, baje y suba. Así, una y otra vez. Una y otra vez. Y aquí está una de mis filias, un vicio que ahora confieso: los ascensores. Como si ese aparato que eleva fuera un viaje hacia el cielo o hacia el infierno, sin término medio. Aquí están unas de estas grabaciones, confesas, de ascensores que he visitado últimamente:
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